Sumario
1- Mensaje Hacia Tu Bishvat
2- Resumen de la Parasha
3- Pasando de “familia” a “pueblo”
4- Farbrenguen : shemot
4- Como Juzgar ?
5- Horario de prender la velas
2- Resumen de la Parasha
3- Pasando de “familia” a “pueblo”
4- Farbrenguen : shemot
4- Como Juzgar ?
5- Horario de prender la velas
Mensaje Hacia Tu Bishvat (3 Febrero)
Está escrito en Avot de Rabi Natan que Rabi Iojanán ben Zakai solía decir: "Si tienes una semilla en tu mano y alguien te avisa que el mesías ha llegado, quédate donde te encuentras, planta la semilla y luego sí ve corriendo a darle la bienvenida".Parece como si se hubiera puesto de acuerdo con Franz Kafka, cuando escribía casi 2000 años después en sus "Parábolas", que "el mesías vendrá solamente cuando ya no sea necesario; vendrá sólo el día después de su llegada". Tu Bishvat, preludio de esta época mesiánica pletórica de siembras y cosechas, nos vuelve por unos instantes a aquel jardín del Edén del que venimos, y al que desde que salimos, estamos intentando volver.
Resumen de la Parashá Shemot
(Extraído del libro "Lilmod ULelamed" de Edit. Yehuda)
Los descendientes de Iaakov estaban ahora en Egipto, donde se multiplicaron. El nuevo faraón, temiendo que los israelitas se unieran a las fuerzas enemigas para derrocarlo, inició una política de opresión, reduciéndolos a la condición de esclavos. Supervisados por crueles capataces, fueron forzados a construir las fortalezas y ciudades de almacenamiento de Pitom y Raamses, en la frontera de Egipto. Sin embargo, los intentos del faraón por reducir numéricamente la población judía resultaron ineficaces, pues su tasa de natalidad aumentaba decididamente. Tomando una drástica medida, el soberano egipcio ordenó a las parteras hebreas que mataran a los niños varones en el momento de nacer. Pero las comadres desobedecieron por temor de Hashem. El fararón ordenó entonces que todo varón recién nacido fuera ahogado en el Nilo.
Amram y Iojéved miembros de la tribu de Leví, eran padres de dos niños, Miriam y Aharón. Poco después del decreto del faraón, Iojéved dio a luz a un segundo varón. Cuando ya no pudo mantener en secreto el nacimiento de su hijo, colocó a éste en una arquilla de juncos que dejó entre las plantas de la orilla del Nilo (bajo supervisión de Miriam). La hija del faraón fue a bañarse en el Nilo, vió la arquilla y envió a una de sus servidoras a traerla. Se dio cuenta de que había en ella un niño hebreo y sintiendo piedad por él, decidió adoptarlo. Miriam se adelantó y con el permiso que le diera la princesa para buscar un ama de cría, regresó con Iojeved, bajo cuyo cuidado el niño recibió más tarde enseñanzas sobre las tradiciones de sus antepasados. El niño fue llevado al palacio real y se lo llamó Moshé, que significa: "extraído de las aguas".
Después de haber madurado, Moshé fue a encontrarse con sus hermanos israelitas y observó sus sufrimientos. Vio que un capataz egipcio golpeaba salvajemente a uno de los hebreos. No había nadie a su alrededor y Moshé, airado, mató al cruel egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente Moises intervino en una disputa entre dos israelitas. Uno de ellos le preguntó en tono insultante qué derecho tenía de juzgar a los demás, y si intentaba matarlo como lo había hecho con el egipcio. Moshé comprendió, entonces, que su acción había ganado estado público y que su vida corría peligro. En consecuencia, antes de que el soberano egipcio pudiera hacerlo capturar huyó a Midian, en la región sudeste de la península de Sinai. Llegó a un pozo, donde tuvo oportunidad de proteger a las siete hijas de Itró (el conductor espiritual de Midián) de unos pastores agresivos. Fue bien recibido por Itró y trabajó como pastor de ovejas. Pronto se casó con una de sus hijas, Tziporá, que dio a luz a dos niños, Guershom y Eliezer.
Durante la estadía de Moshé en Midian el faraón había fallecido. Su sucesor continuó oprimiendo a los judíos aún con mayor severidad, y éstos clamaron por ayuda a Hashem. Mientras cuidaba las ovejas de Itró en Jorev, Moshé tuvo una visión extraordinaria: una zarza que ardía sin consumirse. en tanto Moshé observaba esa maravilla, Hashem se dirigió a él por primera vez y le ordenó que se quitara los zapatos, pues de hallaba en suelo sagrado. Luego le informó que sería el mensajero del Señor para sacar a los israelitas de Egipto y llevarlos a la Tierra Prometida. Moshé respondió que él era indigno de una tarea tan magna, pero recibió la promesade la ayuda Divina. Moshé preguntó entonces qué respuesta debería dar cuando los israelitas le preguntaran por el nombre de D-s. El Señor respondió que El podría ser revelado con la expresión Ehié asher Ehié, "Ehié, el que soy". Después le dijo a Moshé que informara a los ancianos de Israel sober la aparición de Hashem, y que ellos deberían demandar al faraón que permitiera a los israelitas ofrecer sacrificios al Señor en el desierto. El soberano se rehusaría, pero después que hubiera sido azotado por las plagas de D-s se vería forzado a ceder y los israelitas abandonarían Egipto cargados de riquezas.
Moshé arguyó que el pueblo no le creería, razón por la cual le fue otorgado el poder de obras tres milagros. Su bastón se transformaba en una serpiente cuando era arrojado al suelo. Esta, al ser tomada por la cola, volvía a su forma original. Luego Moshé recibió orden de poner la mano sobre el pecho. Cuando la retiró tenía rastros de lepra, pero al repetir el movimiento, la mano apareció nuevamente sana. Finalmente, si los israelitas no estuvieran convencidos, áun, Moshé debía verter agua del Nilo sobre tierra seca y el líquido elemento se convertiría en sangre. Moshé continuó titubeando y adujo que carecía de la necesaria capacidad oratoria. Hashem, por consiguiente, le informó que su hermano Aharón le serviría de vocero.
Moshe se encontró con el hermano en el monte Jorev y le contó todo lo que había ocurrido. Al llegar a Egipto reunieron a los ancianos de Israel y les revelaron las palabras del Señor. Despues de que Moshe hubo obrado los milagros, los israelitas proclamaron sufe en que Hashem respondía a sus clamores en procura de ayuda, y todos se inclinaron para rendirle culto.
Moshe y Aharón se presentaron ante el faraón y le pidieron que permitiera a los israelitas salir a ofrecer sacrificios al Señor en el desierto, pero el soberano no sólo no accedió a esta demanda, sino que impuso decretos aún más rigurosos contra los judíos. En adelante estos deberían producir la misma cantidad de ladrillos que hasta entonces, pero no se les proveería de la paja que facilitaba su elaboración. Los capataces judíos fueron castigados porque sus cuadrillas no podían cumplir con esa tarea imposible. Sus ruegos al faraón para que se apadiara de ellos fueron rechazados y acusaron a Moshé y Aharón de empeorar la situación. Sin embargo, en respuesta a las expresiones de frustración de Moshé, D-s le aseguró que el soberano egipcio se vería eventualmente compelido por el poder Divino a dejar a Su pueblo.
Pasando de “familia” a “pueblo”
Rav Shlomó Aviner (Tal Jermón – Torá. Pág. 90)
De los hijos de Israel que llegan a Egipto en número de 70, surge y se cristaliza una nueva entidad: “Y los hijos de Israel fueron fecundos, y aumentaron abundantemente y se multiplicaron y se hicieron muy fuertes, y el país se llenó de ellos” (Shmot 1:7). Los individuos particulares desaparecen, la familia desaparece, y su lugar es ocupado por una realidad amplia y popular - poco clara al principio - que se cristaliza y se consolida paulatinamente hasta que llega a su forma plena y orgánica: “He aquí que el Pueblo de los hijos de Israel...” (Shmot 1:9).
Pregunta: En qué etapa los hijos de Israel dejan de ser una “familia” de 70, y pasan a ser un “pueblo”?. Cuántas personas son “pueblo”?.
Respuesta: La entidad nacional también tiene una expresión numérica – el número 600.000 tiene un valor singular. Cuando salimos de Egipto éramos 600.000, también cuando entramos en Eretz Israel (la Tierra de Israel), y nuestros sabios dicen que en el momento de la gueulá (Redención) seremos 600.000 (Ialkut Shimoni, 918). Y en efecto, en el comienzo de la formación del Estado de Israel habían 600.000 judíos en el país. Pero la entidad nacional no se define solamente en forma cuantitativa: La formación de una nación es un proceso, que convierte muchos individuos particulares en un cuerpo orgánico, en el que sus partes están unidas, actúan e influyen unos sobre los otros. Paró (el Faraón) siente en determinado momento que frente a él se encuentra un pueblo, que esas personas conforman un algo único.
Dentro de la nación, hay también grandes individuos que son mencionados por su nombre propio – pero ahora no son considerados como particulares, cada uno por separado, sino que como parte de un pueblo, y para el pueblo. Y así deben ser medidos: No sólo desde el punto de vista de su valor personal, sino que principalmente desde el punto de vista de su valor para el pueblo. D’s le dijo a Moshé: “Yo aparecí a Avraham, a Itzjak y a Iaacov como el D’s Todopoderoso, pero con Mi nombre, Eterno, no Me di a conocer a ellos” (Shmot 6:3). Los patriarcas – con toda su grandeza – no fueron merecedores de que D’s se revele frente a ellos como “El Eterno”, pero ahora: “Por tanto, di a los hijos de Israel, Yo soy El Eterno” (Shmot 6:6). Am Israel (el Pueblo de Israel), como pueblo, sí se hace merecedor. No es por mérito de la grandeza de nuestro Rav Moshé: Por el contrario, desde el punto de su grandeza personal, hay que lamentarse por los patriarcas que ya no están!. Cuando el sufrimiento aumenta en Egipto, y la gueulá se demora, Moshé regresa frente a D’s y protesta:: “Por qué has hecho mal a este pueblo?. Y por qué me has enviado?” (Shmot 5:22). D’s le contesta: “Es una pena por los que se fueron y ya no se encuentran aquí. Muchas veces Me revelé a Avraham, Itzjak y a Iaacov con el nombre de D’s Todopoderoso, y no les hice conocer Mi nombre Eterno – como te lo hice conocer a ti – y a pesar de ello, ellos nunca protestaron. Le dije a Avraham: Levántate, y anda por la tierra a lo largo y a lo ancho... cuando quiso enterrar a Sara no encontró donde, hasta que compró un lugar a cambio de una gran suma – y no protesto... y tú, al principio cuando te envié Me dijiste: ‘Cuál es Su nombre?’ (Shmot 3:13). Y finalmente, dices: ‘Pues desde que vine a Paró para hablarle en Tu nombre, él ha maltratado a este pueblo, y Tú no has librado a Tu pueblo’ (Shmot 5:23)!” (Shmot Rabah, Vaera 6:4). No es el nivel personal de nuestro Rav Moshé que nos hace meritorios, sino que el nivel del pueblo. Y por ello, Moshé podía negarse cuando le fue comunicada su misión: “Por favor, D’s, envía, Te ruego, por mano de quien quieras enviar” (Shmot 4:13). La gueulá de Am Israel deberá ocurrir – ya sea a través de Moshé o de otra forma: No depende de Moshé, él es sólo un emisario. Y por lo menos en forma teórica, puede ser otra persona el enviado. De esa forma, podemos comprender entonces lo que le dijo D’s a Moshé después de que el pueblo pecó en el Pecado del Becerro de Oro: “‘Desciende, porque tu pueblo ha pecado’ (Shmot 32:7) – desciende de tu nivel. Toda la grandeza que te entregué, era para Am Israel. Y ahora, que Am Israel ha pecado, para qué te necesito?” (Brajot 32A).
Pregunta: En qué etapa los hijos de Israel dejan de ser una “familia” de 70, y pasan a ser un “pueblo”?. Cuántas personas son “pueblo”?.
Respuesta: La entidad nacional también tiene una expresión numérica – el número 600.000 tiene un valor singular. Cuando salimos de Egipto éramos 600.000, también cuando entramos en Eretz Israel (la Tierra de Israel), y nuestros sabios dicen que en el momento de la gueulá (Redención) seremos 600.000 (Ialkut Shimoni, 918). Y en efecto, en el comienzo de la formación del Estado de Israel habían 600.000 judíos en el país. Pero la entidad nacional no se define solamente en forma cuantitativa: La formación de una nación es un proceso, que convierte muchos individuos particulares en un cuerpo orgánico, en el que sus partes están unidas, actúan e influyen unos sobre los otros. Paró (el Faraón) siente en determinado momento que frente a él se encuentra un pueblo, que esas personas conforman un algo único.
Dentro de la nación, hay también grandes individuos que son mencionados por su nombre propio – pero ahora no son considerados como particulares, cada uno por separado, sino que como parte de un pueblo, y para el pueblo. Y así deben ser medidos: No sólo desde el punto de vista de su valor personal, sino que principalmente desde el punto de vista de su valor para el pueblo. D’s le dijo a Moshé: “Yo aparecí a Avraham, a Itzjak y a Iaacov como el D’s Todopoderoso, pero con Mi nombre, Eterno, no Me di a conocer a ellos” (Shmot 6:3). Los patriarcas – con toda su grandeza – no fueron merecedores de que D’s se revele frente a ellos como “El Eterno”, pero ahora: “Por tanto, di a los hijos de Israel, Yo soy El Eterno” (Shmot 6:6). Am Israel (el Pueblo de Israel), como pueblo, sí se hace merecedor. No es por mérito de la grandeza de nuestro Rav Moshé: Por el contrario, desde el punto de su grandeza personal, hay que lamentarse por los patriarcas que ya no están!. Cuando el sufrimiento aumenta en Egipto, y la gueulá se demora, Moshé regresa frente a D’s y protesta:: “Por qué has hecho mal a este pueblo?. Y por qué me has enviado?” (Shmot 5:22). D’s le contesta: “Es una pena por los que se fueron y ya no se encuentran aquí. Muchas veces Me revelé a Avraham, Itzjak y a Iaacov con el nombre de D’s Todopoderoso, y no les hice conocer Mi nombre Eterno – como te lo hice conocer a ti – y a pesar de ello, ellos nunca protestaron. Le dije a Avraham: Levántate, y anda por la tierra a lo largo y a lo ancho... cuando quiso enterrar a Sara no encontró donde, hasta que compró un lugar a cambio de una gran suma – y no protesto... y tú, al principio cuando te envié Me dijiste: ‘Cuál es Su nombre?’ (Shmot 3:13). Y finalmente, dices: ‘Pues desde que vine a Paró para hablarle en Tu nombre, él ha maltratado a este pueblo, y Tú no has librado a Tu pueblo’ (Shmot 5:23)!” (Shmot Rabah, Vaera 6:4). No es el nivel personal de nuestro Rav Moshé que nos hace meritorios, sino que el nivel del pueblo. Y por ello, Moshé podía negarse cuando le fue comunicada su misión: “Por favor, D’s, envía, Te ruego, por mano de quien quieras enviar” (Shmot 4:13). La gueulá de Am Israel deberá ocurrir – ya sea a través de Moshé o de otra forma: No depende de Moshé, él es sólo un emisario. Y por lo menos en forma teórica, puede ser otra persona el enviado. De esa forma, podemos comprender entonces lo que le dijo D’s a Moshé después de que el pueblo pecó en el Pecado del Becerro de Oro: “‘Desciende, porque tu pueblo ha pecado’ (Shmot 32:7) – desciende de tu nivel. Toda la grandeza que te entregué, era para Am Israel. Y ahora, que Am Israel ha pecado, para qué te necesito?” (Brajot 32A).
Farbrenguen : shemot
En ocasión de Shabat Parshat Shemot publicamos parte de la Sijá correspondiente a la Sección Shemot, del Volumen I de Likutei Sijot.
1. El decreto del Faraón que [“ordenó a todo su pueblo diciendo:] todo niño que naciere, arrójenlo al río [Nilo]; pero a toda niña, hagan vivir (tejaiún)”, despierta el siguiente interrogante:¿Con qué objeto incluyó el Faraón [en su ordenanza, que] “a toda niña, hagan vivir”? Su intención, por cierto, era que todos los varones hebreos recién nacidos fueran [eliminados,] arrojados al río. ¿Qué pasaría con las niñas? Aparentemente eso no era de su interés. Sin embargo, el hecho de que su edicto incluyera también el destino de las niñas permite inferir que [esta adición] –“a toda niña, hagan vivir”– sí formaba parte integral del [siniestro] decreto.
La explicación es la siguiente:El significado preciso de tejaiún es [no como se interpreta generalmente, “dejen con vida”, es decir, no eliminen, sino que] “ustedes (los egipcios) deben procurar que ellas vivan”, [“a toda niña, hagan vivir”]. Eran precisamente los mismos egipcios, a los que el Faraón había encomendado matar físicamente a los varones judíos arrojándolos al río, los responsables de extinguir las almas de las niñas sobrevivientes. ¿Cómo debían hacerlo? Educándolas conforme las costumbres egipcias, “haciéndolas vivir” según el estilo de vida egipcio.
Lo dicho nos permite entender tambien por que [en el primer decreto faraonico que abarcaba solo a los varones judios,] para obtener el consentimiento de las parteras judias de asesinar a los varones recien nacidos, este les indico solo que no dañaran a las ninas; no les dijo tejaiun, sino: "si es una niña, que viva [simplemente] dejenla vivir, [sin exigirles mas que eso, que la dejaran vivir, pues, .acaso podia pretender el Faraon que las parteras judias educaran a las niñas en el espiritu de la cultura egipcia? Obviamente, no. Pero cuando el edicto de llevar a cabo la aberrante tarea de asesinar a los recien nacidos se extendio a todo el pueblo egipcio, el Faraon si exigio a su pueblo tejaiun, que se aseguraran de que las niñas judias sobrevivientes fuera educadas segun las costumbres egipcias].
El hecho de que la Tora incluyera ambos decretos en un mismo versiculo demuestra que aquel de " toda niña, hagan vivir" no es mas trivial que el de " todo varon que naciere, arrojenlo al rio ". La muerte del alma no es menos grave que la del cuerpo, [sino mas,] como fuera dicho5: "Es peor la muerte espiritual que la fisica".
2. El decreto [faraónico de] “a toda niña, hagan vivir”, es decir, que eduquen y críen a los judíos inmersos en la aberración moral de la vida egipcia, se insinúa asimismo en el decreto [dirigido a los varones:] “a todo niño que naciere, arrójenlo al río [Nilo]”:El Nilo era la deidad adorada por los egipcios. Este constituía su principal fuente de sustento, ya que en Egipto no abundan las lluvias y la irrigación de los campos provenía [de los canales construidos para acarrear las aguas] del Nilo.
Este es, entonces, el sentido de “arrójenlo al río [Nilo]”, el que a su vez abarca dos conceptos: a) el [de la crudeza] del exilio egipcio en su dimensión física –la matanza del cuerpo judío– y, b) el [de la severidad] del galut egipcio en su perspectiva espiritual –arrojar a los niños judíos a la idolatría y al placer hedonista egipcio, representativo de la muerte [espiritual del judío, la aniquilación] del alma; las aguas del Nilo eran la fuente de placer de los egipcios, pues “el agua hace crecer toda suerte de placeres” [y los judíos eran sumergidos y ahogados en el placer y la desenfrenada forma de vida egipcios].
3. El galut (exilio) egipcio es la raíz de todos los demás exilios [que el pueblo judío sufrió a lo largo de su historia. La raíz contiene todos los aspectos que eventualmente surgirán de ella]. De ello se entiende que los decretos [contra los judíos] presentes en Egipto existieron asimismo en todos los demás exilios [subsiguientes], inclusive en el nuestro, y [se manifiestan,] por ende, también en nuestra propia generación.
También en la actualidad se alza el “Faraón de Egipto”, la ideología y presión social “de la calle” que insiste en que se debe “arrojar” a los niños judíos al mar de las costumbres y cultura del país [en que se vive,] y “ahogarlos” en lo que, supone esta concepción, será la [futura] fuente de sustento [del niño].Esta doctrina exige [también] que los muros de Pitóm y Raamses se construyan con [los cuerpos y almas de] niños judíos. Es decir, [que sean sacrificados al] introducirlos en, [y entregarlos a,] aquellas cuestiones que constituyen la fortaleza y más profunda pasión y entusiasmo en la vida de aquella sociedad foránea a lo judío.
[No nos dejemos engañar:] Debemos saber [y tener bien en claro] que la estrategia de “Actuemos astutamente con El” se origina en el “Faraón de Egipto”, cuyo objetivo es que no quede huella ni sobreviviente, Di-s nos proteja, del judaísmo ni de las almas judías y, por esta vía, tampoco resabios de los cuerpos judíos.En consecuencia, es imprescindible alzarse con firmeza frente a estas ideas, y educar a los niños de acuerdo al espíritu tradicional judío.
4. El sentido concreto de estas palabras es el siguiente:Cuando surge una duda acerca de la educación que se debe dar a los hijos, hay que recordar que está prohibido ahogarlos en el Nilo –la idolatría social local–, en las “olas” de quienes piensan en el sustento como única finalidad [y por lo tanto desechan todo lo judío en aras de una carrera profesional]. ¡El único camino en la verdadera vida es el de una educación en el espíritu de la Torá –la Torá de la Vida– que lo abarque todo!
No se debe imitar a aquellos padres cuyos hijos parecen crecer “bien provistos” –“fulano” con una casa, “mengano” con un automóvil; uno médico, el otro abogado, y un tercero, al menos, lustrabotas–, y creer que si se envía un hijo a la Ieshivá, crecerá un inútil que ni siquiera sabrá lustrar zapatos pues ignora cómo se toma el cepillo en la mano...Debemos tomar conciencia de que es Di-s quien alimenta y concede sustento a todo ser creado, y cuando satisfacemos Su voluntad [tal como ésta se expresa en Su Torá], que “las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa y en el camino, al acostarte y al levantarte”, sin duda El concederá todo lo que le pidamos, tanto para nosotros como para nuestros hijos.
El niño debe ser confiado únicamente en manos de maestros cuya propia vitalidad provenga de la Torá y que viva [día a día] en consonancia con ella y con sus preceptos – la Torá de la Vida, [como reza el versículo:] “vivirá por ellos”. Sólo un maestro tal educará a los niños a vivir en el sendero de la Torá y la mitzvot, y este tipo de educación salvará a nuestros hijos, y por medio de ellos al pueblo judío entero.
5. Como ya se explicó, el galut egipcio es el precedente y la raíz de todos los exilios [sucesivos del pueblo judío]. Por lo tanto, también ahora, [en este galut,] existen situaciones comparables a los decretos de entonces. El mismo principio se aplica [también al aspecto positivo del tema, es decir,] a la redención [de Egipto como raíz y fuente de las redenciones posteriores del pueblo judío, incluso de la Redención final,] como fuera dicho: “Como en los días de tu salida de la tierra de Egipto, Yo os mostraré maravillas”. La Redención final será similar a la de Egipto, por lo que los preparativos que traerán a esta Redención se asemejan a los que la provocaron en Egipto.
Sobre la redención de Egipto se ha dicho que “nuestros ancestros fueron liberados de Egipto en mérito de las mujeres piadosas de aquella generación”. ¿Cuál fue la virtud especial de aquellas mujeres? ¡Criaron una generación de judíos! Su reacción ante el decreto del Faraón –arrojar a los niños judíos al río– fue la de no prestarle atención en absoluto. Si hay una orden Divina, ésta debe cumplirse sin pensar en posibles consecuencias. Y fue en mérito de estas mujeres virtuosas [y su leal e incondicional actitud] que nuestros ancestros fueron liberados de Egipto.
También hoy en día, en cada país –y particularmente en América– no debemos prestar atención a los empeños mundanos y a la búsqueda consumista predominante en el ambiente, ni tampoco a contingencias acerca del futuro económico de los niños. En cambio, se los debe criar tal como lo indicara el Todopoderoso, y El [con toda certeza] proveerá a los niños, y también a sus padres, de sustento.Es precisamente cuando ignoramos los “decretos del Faraón” que salvamos a nuestros hijos y traemos rápidamente la Redención general para el pueblo judío como un todo, a través de nuestro justo Mashíaj.
6. Sobre el versículo [citado:] “todo niño... hagan vivir”, la Hagadá de Pesaj [al desglosar interpretativamente el versículo16 “Y clamamos Di-s... y Di-s oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestra esforzada labor (veet amaléinu) y nuestra opresión”] comenta que “la expresión ‘nuestra esforzada labor’ alude a los niños, como fuera dicho: ‘Todo niño... hagan vivir’”.
El versículo citado respecto de veet amaléinu (“todo niño... hagan vivir”) no pretende demostrar que amaléinu (“nuestra esforzada labor”) se refiere a los niños propiamente dichos, ([o sea, que ellos mismos constituyeran el ‘esfuerzo’, y en esto] esta cita difiere de las otras en el mismo párrafo de la Hagadá [que lo que hacen es demostrar cómo se expresaba la situación insinuada en los términos del versículo cuya interpretación se está desglosando]). La alusión es una de orden general, y expresa que hubo una situación aflictiva que afectó a los niños. Y del hecho de que no se ofrezca una prueba concreta que demuestre que los niños mismos son “nuestra esforzada labor”, se entiende que este concepto es evidente y obvio, por lo que no requiere de pruebas.
7. Esto nos enseña lo siguiente:Para lograr la meta de que los hijos –e igualmente los alumnos (quienes también son llamados ‘hijos’, como declara Sifrí)– se encaminen como es debido, es preciso invertir esfuerzo, hasta el agotamiento.
Incluso cuando estos son obedientes, o cuando la influencia ejercida sobre los alumnos es tan sólida que con una simple palabra basta, el responsable de su educación no debe considerar que con ello ya cumplió con su obligación. Aun en estos casos es su deber esforzarse en su educación.Amaléinu (“nuestra esforzada labor”) es un esfuerzo [real y objetivo,] que la Torá [y no el subjetivo ser humano] define como “esfuerzo”, por lo que se trata de una real denodada dedicación, hasta caer exhausto, y por lo tanto lo califica de ese modo.
Cuando se pone semejante empeño en la educación de los hijos, no hay motivos para alarmarse y temer al decreto del Faraón –que “todo niño que naciere, arrójenlo al río”– pues en esa instancia el decreto no lo afecta; de hecho, fueron precisamente aquellos niños, los criados bajo condiciones tales, los primeros en reconocer a Di-s en el momento de la Partición del Mar de los Junco: “los primeros en reconocerlo a El”, diciendo ze (“éste”) –“señalando” a Di-s con el dedo, y exclamando: ‘Este es mi Di-s y Lo alabaré’”– no fueron Moshé ni Aharón, ni los hijos de Aharón, ni los ancianos, ni la generación previa a la opresión, sino los niños criados con mesirut néfesh (sacrificio).
8. Esta es una lección no sólo para los padres respecto de sus hijos, y los maestros respecto de sus alumnos, sino que es válida para cada judío pues “de seguro reprocharás a tu prójimo” es una mitzvá de la Torá, tal como lo es “fructifíquense y multiplíquense”. De hecho, “fructifíquense y multiplíquense”, la primera de todas las mitzvot de la Torá, no rige sólo en el sentido físico sino también en el espiritual, [pues quien acerca a otro judío a Di-s es considerado como si lo hubiera hecho nacer].
En este contexto resulta pertinente citar una máxima de los jasidím del Alter Rebe –y según otra versión, del Alter Rebe mismo–: [No sólo los conceptos y temas de la Torá son “Torá”, instrucción y enseñanza, sino también] el orden [en que aparecen las mitzvot y todas las cuestiones] también lo es. De modo que el primer fundamento de la Torá, y por tanto, el primer principio en la vida de cada judío, es que: “¡Un judío debe hacer [nacer y formar] a otro judío!”
A cada judío se lo exhorta a tomar conciencia de que debe invertir todo esfuerzo posible, hasta el agotamiento, a fin de “hacer” a otro judío, encaminarlo en el sendero de la Torá, procurando particularmente que la educación de los niños sea kasher, [es decir, sólida y exclusivamente basada en los más auténticos y puros cimientos del judaísmo].
Como Juzgar al Prójimo
(Shemirat Halashón, cap.4)
Toda persona debería juzgar favorablemente a los demás, como lo establece la Torá: “Con justicia juzgarás a tu prójimo” (Levítico 19:15). Los sabios explican que este versículo significa: “Uno debería juzgar a su prójimo favorablemente” (Shevuot 30a). Este es uno de los preceptos por los que el hombre disfruta de dividendos en este mundo, mientras que la recompensa principal se reserva para el Mundo Venidero (Shabat 127).
Pero ante todo debemos entender qué implica juzgar favorablemente. Digamos que uno oye un rumor malicioso acerca de su vecino. Juzgar favorablemente significa que debe asumir que su vecino no hizo o dijo lo que le acusan de haber hecho o dicho, y que si el vecino es realmente culpable, debe haberlo hecho sin ser consciente de estar haciendo algo prohibido. Y si ninguna de estas posibilidades es probable, debe asumir que la versión de la historia que escuchó no es correcta, que se le debe haber agregado algo que deforma la verdad o se dejó de lado algún detalle de importancia que podría servir de justificación.
Por lo tanto los sabios nos han dado la siguiente regla: “No juzgues a tu prójimo hasta no haber estado en su lugar” (Avot 2:4).
Es sumamente importante empeñarse en perfeccionarse en este aspecto, elaborar la capacidad de darle al otro el beneficio de la duda cuando sea necesario y ver a los demás en forma positiva. Porque al juzgar a los otros favorablemente, uno, a su vez, será juzgado favorablemente. Esto puede influir en el juicio del Tribunal Celestial, que decidirá si será declarado justo o malvado, por toda la eternidad. Una persona será declarada meritoria o culpable y condenada, si sus preceptos sobrepasan o no a sus transgresiones. Si sus méritos son mayores es clasificado como justo, si sus transgresiones lo son, es calificado como malvado.
Sin embargo, incluso aunque se tengan miles de preceptos en su crédito, si el Santo, Bendito sea, lo trata con la medida completa de juicio Divino, sólo quedarán unos pocos de ellos. Un gran número de los mismos será descalificado porque no fueron observados escrupulosamente y hasta el último detalle. Muchos de los observados al pie de la letra serán excluidos porque no fueron observados con la devoción, amor, temor y alegría adecuados a la observación de preceptos. Por lo tanto, si El Eterno evalúa la práctica de los preceptos con toda precisión y rigor, la mayoría serán hallados defectuosos y los preceptos restantes serán demasiado pocos en contraposición a sus transgresiones y será calificado como malvado por toda la eternidad.
Sin embargo, si el Creador trata a la persona con la medida de compasión, y quiere juzgarlo favorablemente, todos sus méritos permanecerán completos. Más aún, incluso cuando las iniquidades sobrepasan a sus méritos, si el Santo, Bendito sea, quiere juzgarlos aplicando la medida de compasión completa, su número se reducirá ya que muchos serán descartados porque fueron cometidos sin intención o por alguna otra razón. Si el Creador quiere juzgar a una persona meritoriamente, nada puede impedirlo. En consecuencia, cuando las transgresiones de una persona disminuyen, la balanza del juicio se inclina en su favor y será calificado como justo para siempre.
Todo esto dependerá de la manera con la que uno se relaciona a los demás durante su vida. Si suele juzgar a los demás favorablemente, será juzgado de la misma manera, como lo señala el Talmud en el tratado Shabat (127). Sin embargo, si su actitud es ruda y recriminatoria, y habla mal de los demás, los ángeles oficiantes también hablarán mal de él en los reinos superiores, tal como lo describe el Midrash Mishlei.
Por lo tanto, durante la vida, uno debe ser consciente que cuando juzga a su prójimo, tanto para bien como para mal, en realidad está determinando su propio veredicto.
El dia Viernes antes de la puesta del sol se enciende las velas y se dice la siguiente bendicion:
"BARUJ ATA A-DO-NAI E-LO-HE-NU MELEJ HAOLAM ASHER KIDESHANU
VEMITSVOTAV VETSIVANU LEADLIK NER SHEL SHABAT"
Para horario de prender la velas: vea las entradas y Salida de Shabat en Republica Dominicana en: http://isaacchocron.batcave.net/velas.html
Entrada Shabat (RD): 6:03pm
Salida Shabat (RD): 6:57pm
Salida Shabat (RD): 6:57pm