sábado, noviembre 04, 2006

Parasha Lej Leja


Parashá Lej Leja
Resumen de la Parashá
(Extraído del libro "Lilmod ULelamed" de Edit. Yehuda)


A Abram le llegó el llamado divino para que abandonara Jarán y se encaminara a otra tierra que Hashem le indicaría. El patriarca se dirigió a Canaán (Eretz Israel), llevando consigo a su esposa Sarai, su sobrino Lot, y todas sus posesiones. También llevó a los mucho seguidores a quienes él y Sarai habían logrado acercar a los caminos de Hashem y de Su Torá. Los viajeros llegaron a la tierra de Canaan y continuaron hasta la ciudad de Shjem, donde D-s se le apareció a Abram en una visión y afirmó Su promesa de que algún día la tierra de Canaan pertenecería a sus descendientes. Abram construyó un mizbéaj (altar) en acción de gracias a Hashem por esas noticias felices.
Una terrible hambruna desatada en Canaan, impulsó a Abram a permanecer temporalmente en Egipto. Temiendo que los egipcios se sintieran atraídos por su esposa Sarai y lo asesinaran para apoderarse de ella , al acercarse a la tierra de Egipto le pidió que les dijera que era su hermana. Cuando arribaron a ese pais la belleza de Sarai despertó gran admiración y fue llevada al palacio de Paró (faraón). De inmediato, Abram fue colmado de regalos de rebaños y sirvientes. Sin embargo, cuando Paró y su familia fueron castigados con misteriosas enfermedades, éste sintió que algo andaba mal. Supo que Sarai era, en realidad, esposa de Abram, y que su secuestro había causado este castigo. Paró pidió a Abram que abandonara Egipto junto con su familia y sus bienes, y Abram así lo hizo.
Con su esposa y las nuevas posesiones que había obtenido regresó a la ciudad de Bet-El, en Canaan. Puesto que Abram y Lot se habían hecho muy ricos y dueños de grandes rebaños, no había suficientes pasturas para los ganados de ambos y surgieron disputas entre los pastores. Para evitar el conflicto, Abram sugirió que él y Lot se separaran y ofreció a su sobrino que eligiera primero la tierra en la cual quería asentarse. Lot eligió la planicie del Jordán, fértil y bien irrigada, y levantó sus tiendas hasta la ciudad de Sdom, de mala fama por la perversidad de sus habitantes. Abram se estableció en la llanuras de Mamre, cerca de Jevrón y nuevamente recibió la promesa de D-s de que algún día sus descendientes poseerían esa tierra.
En esa época, cinco gobernantes del sur de Canaán, incluyendo los reyes de Sedom y Amorá, se hallaban comprometidos en una revuelta contra Kedarlaomer, rey de Elam, a quien le habían pagado tributos durante doce años. Kedarlaomer buscó la ayuda de tres de los gobernantes vecinos. La revuelta se conviertió en una batalla en la que triunfaron Kedarlaomer y sus aliados. Estos obtuvieron un botín consistente en todas las posesiones de Sedom y Amorá. Además sometieron a cautiverio a gran parte del pueblo. Entre los cautivos se encontraba Lot. Al conocer la situación de su sobrino, Abram condujó a sus familiares y servidores, y presentó batalla contra las fuerzas victoriosas, las derrotó y rescató a Lot y sus posesiones, como así también al resto de los habitantes de Sedom y todos sus bienes. El rey de esta ciudad salió a saludar a Abram luego de su victoria y le ofreció todas las posesiones que había rescatado de Kedarlaomer, como recompensa pro haber liberado a los cautivos. Abram, empero, rehusó cualquier tipo de retribución por sus esfuerzos.
A pesar de toda su buena fortuna, Abram se sentía triste por el hecho de no tener, aún, un hijo y heredero. Entonces, Hashem, le indicó que mirara el cielo y contara las estrellas. "Ciertamente , no puedes contarlas", dijo D-s, "pues así de numerosos serán tus hijos". Luego le hizo saber que lo había sacado de la tierra de Ur Casdim para entregarle esta tierra como posesión que heredarían sus descendientes. Abram preguntó: "¿Cómo sabré que poseo esta tierra?" Y Hashem selló, entonces, un pacto con él, conocido como Brit bein habetarim (pacto en las mitades). D-s le informó luego que sus descendientes serían esclavizados temporalmente en tierra extraña, pero que saldrían de ella con gran riqueza.
Como no tenía hijos, Sarai sugirió a Abram que tomara a su sierva hagar como segunda esposa. Cuando Hagar advirtió que estaba encinta le perdió el respeto a Sarai. Esta se sintió muy molesta y se quejó a Abram. el patriarca devolvió a Sarai su autoridad sobre hagar. Después, Sarai tuvo que lidiar duramente con la sierva, que terminó huyendo. Un angel de Hashem apareció ante Hagar y le dijo que regresara, prometiéndole que el hijo que tendría , Ishmael, sería el fundador de una gran Nación. Cuando Abram llegó a la edad de noventa y nueve años Hashem renovó Su pacto con él y cambió Su nombre por el de Abraham, que significa "padre de una multitud de naciones". Luego le ordenó que se circuncidara, junto con todos los demás varones de su casa. Desde entonces, todo niño varón judío que nace debe ser circuncidado a los ocho días de edad. Este ha sido el signo del pacto entre D-s y Abraham y sus descendientes. Hashem dijo tambíen a Abraham que a partir de entonces Sarai sería conocida como Sará, que significa "princesa". Abraham cumplió prestametne la gran mitzvá del Brit milá (circunsición) en Ishmael y todos los varones de su casa, y luego se circuncidó él mismo. Todo esto fue realizado por Abraham a la luz del día, sin importarle lo que los demás podrían decir o hacer.

Avraham – la raíz de la nación
Rav Shlomó Aviner (Tal Jermon – Torá. Pág. 34-37)

Nuestro patriarca Avraham es la raíz de Israel – que es definido como un pueblo. Su innovación – es ser la raíz de un pueblo, y no el ser un tzadik (justo). Hubo personas justas en la humanidad que lo antecedieron, y también posteriores a él. Por ejemplo, “Noaj era hombre justo en su generación” (Bereshit 6:9). Janoj, Shem y Ever – todos ellos eran personas justas. Personas individuales justas, hay en todo el mundo: La innovación con la elección Divina de Avraham, es que ahora se está por comenzar a formar un pueblo justo. Un gran pueblo, en el plano de su nivel espiritual.
Nuestro patriarca Avraham es un “padre de muchos pueblos” (Bereshit 17:5). Es decir, es responsable de toda la humanidad. Esa responsabilidad se expresa en la práctica en forma notoria en el episodio de la destrucción de Sdom: D’s le comunica que pretende destruir a Sdom, y Avraham siente que se trata de algo que le incumbe, porque él es “padre de muchos pueblos”. Por ello, él se dispone a protegerlos. Esa responsabilidad universal surge en él porque es la raíz de Am Israel (el Pueblo de Israel). Es decir, su responsabilidad para con las naciones, de dirigirlas, de conducirlas a la salvación, salvarlas de sus problemas espirituales y materiales – es por tratarse del patriarca de la Nación de Israel. Y sólo de esa forma serán bendecidas todas las familias de la tierra.
Hay pensadores judíos que arguyeron que nuestro destino es ser “una luz para los pueblos”, y eso se logrará justamente a través de nuestra dispersión entre ellos. Viviendo entre ellos podremos influir y lograremos la difusión de la moral del Tanaj (La Biblia) dentro de ellos. Y se apoyan en el versículo del profeta: “Te pondré como el pueblo de Mi pacto, por luz de las naciones” (Ishaya 42:6). Pero eso es un error, no es esa la intención del profeta. No seremos una luz para los pueblos actuando como individuos particulares dispersados en Preshburg, Johanesburg o Williamsburg. No!. Somos una luz para las naciones, como pueblo. Por supuesto, cuando estuvimos diseminados en la galut (el exilio) – a pesar nuestro, y para nuestra desdicha – hicimos lo que podíamos hacer, y en efecto, nuestra influencia fue notoria en todo lugar donde habitamos. Pero no es esa la meta. Nuestra meta – es alumbrar a las naciones viviendo como un pueblo en nuestra tierra…
La pregunta, es por qué es necesario justamente un pueblo para ayudar a la humanidad?. Por qué debe ser elegido un pueblo entero – incluyendo también a los malvados dentro de él – para ser una bendición para la humanidad?. A primera vista, se puede pensar en una idea más exitosa: Formar una Alianza Internacional de Idealistas – compuesta por nuestro patriarca Avraham y todas las personas buenas y rectas de todo pueblo – y juntos, harán obras de bien para toda la humanidad. También hoy en día es posible formar una alianza de ese tipo. Semejante organización puede tener mucha influencia. Hoy en día existen firmas internacionales, con sucursales y fábricas en muchos lugares, cuya influencia a veces es mayor que la de los países. Incluso hubo episodios políticos que fueron decididos por la intervención de firmas de ese tipo!. Entonces, formaremos una organización internacional de ese tipo, cuyo cometido será hacer avanzar al mundo en el plano moral!. Seguramente entre las personas idealistas habrá también ricos y personas influyentes, y con la ayuda de las fuerzas conjuntas actuarán para corregir a la humanidad.
Pero D’s no aceptó esa idea. Por qué?. Porque no es gran cosa que haya personas buenas y rectas, cuando cada uno se encierra en su torre de marfil. Lo que es realmente grandioso, es formar un pueblo justo. Un pueblo que actúa como tal, que se ocupa de la industria, de la agricultura y del comercio, que está compuesto por individuos que pertenecen a las capas más elevadas de la intelectualidad, hasta los proletarios más bajos, pasando por todos los niveles intermedios. Esa es la tarea en la que debemos triunfar (Orot, Pág. 104). Una nación recta – eso es lo más difícil, y esa es también la Santificación del Nombre de D’s más elevada. Que haya una persona individual justa – que se desconecta de la sociedad y de la historia – es también una tarea respetable, y nada fácil. Pero no es la Santificación más elevada de Su Nombre, como cuando un pueblo entero, un público entero se dirige a la luz de los ideales Divinos. En efecto, es mucho más complejo, pero esa es la tarea.
Esa es la innovación cuando D’s le habla a nuestro patriarca Avraham. Hasta Avraham, ese tema no había sido tratado. D’s se dirigió a los individuos particulares a través de los Siete Preceptos de los Hijos de Noaj – un llamado a cada uno, para que viva en forma moral. Ahora, con la aparición de Avraham, llega una nueva era para el mundo: Avraham tiene las facultades para comenzar una etapa nueva en la historia. No es por azar, D’s le otorgó esas facultades, y le dice: “Y haré de ti una gran nación” (Bereshit 12:2) – tú eres la raíz de una gran nación, que saldrá de tu simiente.
Toda la humanidad se ordena según marcos de pueblos. Por ello, hay que santificar los marcos de vida nacionales, y no sólo la vida de los individuos particulares – ya que vivimos como pueblos. Es cierto que al principio de su camino la humanidad se componía de familias y tribus, pero a través de cierto proceso evolutivo – que es descrito en Parashat Noaj – se formaron los pueblos. No surgieron todos los pueblos en un mismo momento: Hay pueblos que sólo se consolidaron en las últimas generaciones, como Italia, o Alemania – cuyos pueblos que los compusieron se unieron no hace mucho tiempo. Pero de todas formas, la existencia humana en el mundo es en marcos nacionales, y nosotros no desatendemos la correcta consolidación de la vida nacional. De acuerdo a ello, D’s le dice a Avraham: “Y haré de ti una gran nación”, un gran pueblo. Y la formación de la Nación de Israel será una gran bendición para todo el mundo.
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1 comentario:

jael flores dijo...

soy jael flores de republica dominicana,boca chica.
esta parashat muestra como abraham avinu,cambia su estado mediante su esposa se combierte en rico espiritual y materialmente.tubo tiempo para de dedicarse a hashem.el eterno lo corono con grandes promesas y pactos que hoy perduran ,seras padre de muchedumbre de gentes y pueblos .vio milagros de hashem que a su edad adonay le dio hijos varones que perpetuaran su desendencia que gran dicha fue la de nuestro padre.
shabat shalom